LA HISTORIA
Las pelotaris es la historia de Maite, Alicia, Rosa, Marion, Esther y otras tantas mujeres que juegan a pelota vasca; un deporte que aunque se practica en más de 30 países, sigue siendo exótico y desconocido. Pero sobre todo, de hombres.
En el frontón, ellas derrochan ilusión y sacrificio, pero aunque ganen torneos mundiales y medallas, sus triunfos siempre son discretos.
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No hay mujeres profesionales, no pueden ganarse la vida con el frontón, como sí hacen los hombres.
Sin embargo hasta el año 2014, el mejor deportista en un frontón era una mujer.
La navarra Maite Ruiz de Larramendi fue nombrada en el año 2010 mejor pelotari, tanto en masculino como en femenino, elegida por sus méritos entre 500 atletas de diferentes países, que participaban en el Campeonato Mundial de Pelota Vasca de 2010 celebrado en la ciudad francesa de en Pau.
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Maite, a sus 41 años, lo ha ganado todo en este deporte, campeonatos en diversas modalidades, continentales, nacionales e internacionales. Ha sido la mejor del mundo dos veces, pero el sueldo le llega de su trabajo en el hospital, donde es técnico de radiodiagnóstico. Y para sus entrenamientos debe rascar tiempo de donde puede.
En septiembre de 2014, Maite viaja a revalidar su título de campeona del mundo a la ciudad mexicana de Zinacantepec donde se celebra el Campeonato Mundial de Pelota Vasca. Y donde otras mujeres compiten en este universo eminentemente masculino.
El oro en un mundial es el máximo título al que puede aspirar una mujer en este deporte. Es el techo de las pelotaris.
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A principios del siglo XX, sin embargo, la pelota femenina fue muy popular. Las raquetistas llenaron frontones de medio mundo: España, Cuba, México, Filipinas o Estados Unidos.
Desde los años 20 hasta 1980 las raquetistas jugaban con contrato profesional y algunas de ellas hicieron mucho dinero. A partir de entonces, la mujer ganó presencia y derechos en la sociedad, y los perdió en la pelota.
Ahora el sueño de muchas pelotaris como Maite es conseguir que la pelota vuelva a ser olímpica, como lo fue en 1900.
En los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992 la pelota fue deporte de exhibición, y el manista navarro Rubén Beloki ganó la medalla de oro.
También la mexicana Rosa María Flores Buendía, que se convirtió en la primera mujer en ganar una medalla de oro para su país.
Rosa María Flores es una deportista de leyenda en México, pero el frontón tampoco le da para vivir. Es profesora.
Tanto ella, como Maite, entretanto siguen formando pelotaris, entrenando niñas, disfrutando del deporte que aman.